viernes, 25 de mayo de 2012

CAPÍTULO 10.


La Sabiduría salvó al justo

10 1Ella fue quien protegió al padre del mundo en su soledad,
a la primera criatura modelada por Dios;
2lo levantó de su caída y le dio el poder de dominarlo todo.
3Se apartó de ella el criminal iracundo,
y su saña fratricida le acarreó la ruina.
4Por su culpa vino el diluvio a la tierra,
y otra vez la salvó la sabiduría,
pilotando al justo en un tablón de nada.
5Cuando la barahúnda de los pueblos, concordes en la maldad,
ella se fijó en el justo y lo preservó sin tacha ante Dios,
manteniéndolo entero sin ablandarse ante su hijo.
6Cuando la aniquilación de los impíos, ella puso a salvo al justo,
fugitivo del fuego llovido sobre la Pentápolis;
7testimonio de su maldad, aún está el yermo humeante,
los árboles frutales de cosechas malogradas
y la estatua de sal que se yergue, monumento al alma incrédula.
8Pues, dejando a un lado a la sabiduría,
se mutilaron ignorando el bien,
y además legaron a la historia un recuerdo de su insensatez,
para que su mal paso no quedara oculto.
9La sabiduría sacó de apuros a sus adictos.
10Al justo que escapaba de la ira de su hermano
lo condujo por sendas llanas
le mostró el Reino de Dios y le dio a conocer los santos;
dio éxito a sus tareas e hizo fecundos sus trabajos;
11lo protegió contra la codicia de los explotadores y lo enriqueció;
12lo defendió de sus enemigos y lo puso a salvo de asechanzas
le dio la victoria en la dura batalla,
para que supiera que la piedad es más fuerte que nada.
13No abandonó al justo vendido,
sino que lo libró de caer en pecado;
14bajó con él al calabozo y no lo dejó en la prisión,
hasta entregarle el cetro real y poder sobre sus tiranos;
demostró la falsedad de sus calumniadores
y le concedió gloria perenne.
15Al pueblo santo, a la raza irreprochable,
lo libró de la nación opresora;
16entró en el alma del servidor de Dios,
que hizo frente a reyes temibles con sus prodigios y señales.
17Dio a los santos la recompensa de sus trabajos
y los condujo por un camino maravilloso;
fue para ellos sombra durante el día
y resplandor de astros por la noche.
18Los hizo atravesar el Mar Rojo
y los guió a través de aguas caudalosas;
19sumergió a sus enemigos,
y luego los sacó a flote de 10 profundo del abismo.
20Por eso los justos despojaron a los impíos
y cantaron, Señor, un himno a tu santo nombre,
ensalzando a coro tu brazo victorioso;
21porque la sabiduría abrió la boca de los mudos
y soltó la lengua de los niños.

10 Se podría decir que con este capítulo comienza la tercera parte: a) porque la plegaria del cap. 9 es conclusiva; b) porque aquí comienza el recuento histórico, que se alarga hasta el final del libro. También se puede ligar a la segunda parte del libro: a) porque en él domina como sujeto la sabiduría, en los siguientes el sujeto es Dios; b) la palabra sophia se lee tres veces en 1-5, veinte veces en 6-9, cuatro veces en el presente capítulo, dos veces en el resto del libro; c) este capítulo es verdadera historia estilizada, de Adán a Moisés, los restantes desarrollan la synkrisis (confrontación) del Éxodo.

Es posible que el autor haya querido dar a este capítulo función de bisagra: mirando hacia atrás, completa con las acciones (praxeis) la loa de la sabiduría; mirando hacia adelante, es como un preludio de lo que sigue.

El capítulo está ingeniosamente desarrollado. Por algo habla el sabio Salomón, haciendo de la historia parábola y enigma a la vez. Si Sen Sira loaba a "los hombres de bien" (Eclo 44,1 l, Salomón canta la alabanza de la sabiduría. Sen Sira citaba los nombres, hasta sacando partido de ellos; nuestro autor evita todo nombre. Con esto la serie tiene algo de misterio para iniciados: quien conoce la historia de Israel, sabe de quién se trata; quien no la conoce que pregunte. Además, sin nombre, los personajes se convierten más fácilmente en tipos, según la oposición de justo e injusto, en juicios históricos.

Los personajes son siete, acompañados de individuos o grupos de contraste: Adán, Noé con Caín; Abrahán, Lot con los sodomitas; Jacob con Labán y Esaú; José con sus detractores; Moisés y el pueblo frente al Faraón y los egipcios. Y la historia termina en himno.

10,1 "El primer modelado" (7,1) de todos los hombres: cfr. Sal 139. La "soledad" parece colocarlo antes de la creación de Eva, mientras que el pecado es posterior. No menciona ni alude a un personaje, serpiente o satán, externo al protagonista.

10,2 Por el orden es como si esta concesión siguiese a la reconciliación, en desacuerdo con Gn 1-3. Véase la inversión de Eclo 17,1-3, Y para el tema del poder, Sal 8.
Hay otra alusión dudosa: aquí es la Sabiduría quien libra a Adán de su caída, en Gn el pecado procedió de un afán de saber.

10,3 Se trata de Caín, según Gn 4. "Fratricida" responde a la insistencia en el tema de la fraternidad en la narración del Génesis.

10,4 Es curiosa la unión causal del diluvio con Caín. Parece responder a una interpretación tradicional y antigua según la cual el pecado de Caín se transmitió y creció entre sus sucesores los cainitas; véase Gn 4,7-24. Compárese con Gn 6,1-7. La salvación a través del agua es tema que arranca del diluvio y adquiere enorme relieve en el paso del mar Rojo; véase también 1 Pe 3, 20. Sobre el leño, véase también 14,5-6; aunque Gn 6 subraya la grandeza imponente del arca, ese tamaño es una pequeñez comparado con la inmensidad oceánica de las aguas.

10,5 Contrincantes de Abrahán resultan ser los hombres que construyen la torre de Babel: antes de la discordia de las lenguas hubo una concordia en la maldad (Gn 11). Sacrificio de Isaac: Gn 22; Eclo 44,20. La Sabiduría da una fuerza más grande que el amor paterno.

10,6-7 Lot salvado del fuego de la Pentápolis: Gn 19. No especifica el pecado de los habitantes. El fuego que baja del cielo es el rayo. Los efectos permanentes del castigo siguen siendo testigos de cargo de la culpa para todas las generaciones sucesivas. La "estatua de sal" es la figura legendaria de la mujer de Lot petrificada.

10,8 Coloca el pecado en el campo del saber: ignorancia culpable del bien y abandono de la Sabiduría salvadora: es la decisiva insensatez.

10,10-11 Jacob consigue librarse de las intenciones homicidas de Esaú (Gn 27,41-45), la sabiduría ocupa aquí el puesto de Rebeca. Precisamente la ira de su hermano hace de Jacob un gran peregrino. Su punto de partida y de llegada es Betel, donde tiene la visión aquí resumida: el reino de Dios es el mundo celeste, los santos son los ángeles que bajan y suben por la escala o rampa. Las "tareas y trabajos" al servicio de Labán, el explotador: Gn 30,25-43.

10,12 "Enemigos": Labán y Esaú. La "batalla" se refiere a la lucha con el ángel de Gn 32,26-33, en la que consigue una victoria medida. La sabiduría hace comprender al hombre que con la piedad puede incluso medirse con Dios.

10,13 José. El pecado como fuerza amenazadora, personificado en la mujer de Putifar, Gn 39.

10,14 "Calabozo y prisión": sinónimos de la cárcel egipcia. El "cetro real" llevado como emblema por el virrey José Gn 41,37-44. "Gloria perenne", porque permanece en el recuerdo de la posteridad.

10,15-16 Moisés y la liberación de Egipto adelantan el gran juicio que desarrollarán capítulos siguientes. Del individuo pasamos a la comunidad. "Santo": según Ex 19,6. "Irreprochable" simplificación exigida por el papel que ha de representar en este capítulo y en los siguientes, el papel del justo perseguido y liberado.

10,16 "Entró": véanse 1,4 Y 7,27.

10,17 Mientras que los egipcios someten a los israelitas a trabajos forzados, duros y sin paga, la Sabiduría los recompensa incluso de aquellos trabajos, véanse 2,22 y 5,15. La Sabiduría toma la figura de nube protectora durante el ardor del día y de luz estelar por la noche: véanse Ex 13,22, y en el presente libro 18,3 y 19,7.

10,18 Ex 14-15; Sab 19,7.

10,19 Es decir, sacó sus cadáveres: Ex 14,30.

10,20-21 En rigor, el despojo había sucedido antes Ex 12,36. Todo termina en un himno a Dios, en el que también interviene la Sabiduría. Se refiere, en primer lugar, a Ex 15, pero con valor ejemplar. 

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